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Núñez Piossek: “La experiencia de ir a Europa es buena, pero pierde mucho el rugby local”
Es una historia viva de Los Pumas; sin embargo, una vez que se dejó la actividad oficial, se alejó también del deporte que ama. El concepcionense es un “romántico” y marca la diferencia entre el ayer y hoy.
La humildad con la que José María Núñez Piossek se expresa no se condice con lo que es: uno de los rugbistas más importantes de la historia de Los Pumas. De hecho, es el jugador que más tries apoyó con la camiseta nacional: 29 conquistas en 28 partidos que jugó entre 1996 y 2010.
Empezó en Huirapuca, en su amada Concepción muy cerquita de su otro lugar más amado, La Cocha, donde actualmente tiene su trabajo. Se perfeccionó en Bristol de Inglaterra, en los equipos franceses de Castres y Aviron Bayonnais y en el Glasgow de Escocia. “Si yo he hecho un try, no es mío es porque el equipo me ayudó”, remarcó el ex wing. El concepcionense le resta importancia a ese dato por el cual es más conocido -además de su explosividad y velocidad-.
Dejó su marca no sólo en el país, sino también en el ámbito internacional. Al punto que un ex All Blacks lo llamó por teléfono en medio de un partido en que Los Pumas le estaban ganando a Nueva Zelanda. “Estaba contento”, contó Núñez Piossek, sobre el ánimo de Brad Fleming (35 Caps con su selección). “Yo no entendía nada porque eran las 4 de la mañana y estaba durmiendo”, recordó, entre risas.
El concepcionense forma parte de la camada que cambió la imagen de Argentina en el mundo del rugby. Hace poco estuvo en el festejo de los 50 años de Agustín Pichot. “Formo parte del equipo titular de sus amigos. Él fue el visionario, el que vio todo lo que Los Pumas podían hacer”, afirmó Núñez Piossek que siempre estuvo convencido desde la simplicidad de su sentimiento hacia el deporte. “Yo sólo quería jugar al rugby”, recordó el tryman histórico.
- ¿Cómo vivís el rugby hoy?
- Nunca me cerró mucho todo lo que está afuera. El show y todo eso no me gusta. Vi un partido de Los Pumas el día que dejé de jugar y había visto uno, a los 18 años en la cancha de Ferro; pero no sabía lo que se generaba fuera de la cancha. Creo que en 2011, cuando vino un amigo de Escocia, fui por eso… ¿Todo esto pasa? -recordó- yo no sabía porque estaba dentro, claro. El quilombo que era toda la gente por la calle 25, fue impresionante. Yo soy muy del campo; cuanto más tranquilidad, mejor.
- ¿Cuándo fue la última vez que agarraste una pelota de rugby?
- El año pasado en un partido de preintermedia en Tafí Viejo, cuando fui con mi hijo que juega en Huirapuca. “¿Te animás?”, me preguntaron. Jugué el segundo tiempo con él. No estoy nunca mal físicamente porque tengo como una estructura de vida sana.
-¿Extrañás el rugby en alto rendimiento?
- No lo extraño nada.
- Tu respuesta es muy segura...
- El día que dejé dije: “chau”. Por ejemplo, yo veo a los Molinuevo (otro apellido de referencia en el rugby tucumano) y pienso: ¿cómo no tengo un poquito de ellos? Son fanáticos. Lo que pasa es que el rugby me consumió muchos años de mi vida. Si yo miro hacia atrás, hace 15 años, todos los días de mi vida eran del rugby. Hay gente que sigue así, que es una forma de vida. Yo no.
- ¿Sos de ver los partidos de Los Pumas?
- Yo no me voy a levantar a las 4 para verlos. Me levanto a las 8 y pongo como si fuese directo. Cuando estaban jugando contra los All Black me empieza a sonar el teléfono, pensé que era alguna emergencia. Era un amigo mío; Brad Fleming, que jugó en la selección de Nueva Zelanda. Me dice exaltado: “¿José estás viendo el partido?” No, Brad, que ha pasado, le pregunté. “Van ganando por cinco puntos, así que ponélo” (contó el diálogo telefónico riendo, casi hasta las lágrimas). Vi los últimos minutos y después volvimos a hablar.
- ¿Cómo era el ánimo de él ante la derrota?
- Estaba contento (dijo con sorpresa) porque estaba orgulloso del progreso de Los Pumas.
- ¿Esas actitudes no hay en otros deportes entre los rivales?
- En el rugby se dice que no sos rival, sino compañero de equipo con otra camiseta.
- Hace unos años, cuando los Jaguares (la franquicia que jugó en el Súper Rugby) fueron subcampeones, escribiste una carta que se viralizó; destacando el progreso que Fleming percibió hace pocas semanas.
- El entrenador de Sudáfrica me lo había dicho en 2002 y no me olvido. Decía que íbamos creciendo físicamente cada vez más y que nos estábamos acercando. En esa carta escribí que para mí eran súper jugadores, que los veía por la supertele, en el Súper Rugby. En mi época los veíamos como dioses del Olimpo y después ya estuvimos jugando mano a mano.
- ¿Cómo calificarías la progresión del rugby argentino?
- Nunca lo he soñado así. A la visión la tuvo Agustín Pichot. Él fue un visionario. Hace poco estuve en su festejo de cumpleaños. Él creó todo esto: lo vio.
- En la época que jugabas, no estaba tan instalado el concepto de que se podía ganar dinero por jugar. Y hoy, muchos jóvenes empiezan con ese pensamiento...
- Nosotros éramos distintos; queríamos levantar el nivel. En la Argentina, los jugadores dieron un salto enorme y la dirigencia no. Esos han sido los tire y afloje que se produjeron mucho en nuestra época. Todos tenemos que ir para arriba; árbitros, jugadores... Nosotros no pensábamos en la plata, pensábamos en que para ganarle a este tipo tiene que mejorar el nivel de uno.
- Esa energía que vos describís, ¿en la actualidad está un poco distribuida en mejorar y en qué puedo ganar dinero también?
- Estoy fuera del rugby, pero entiendo que muchos piensan eso. Incluso se van a jugar a clubes por € 700 y tienen un trabajito aparte como para sobrevivir en Europa o en algún lugar en Estados Unidos. Así ganan un manguito. Atenta hacia los clubes locales porque los chicos se van por la nada misma. Como experiencia es buenísima, pero se pierde mucho nivel local.
- Hace unos días se presentó una franquicia, Tarucas, que jugará con representantes del NOA en el Súper Rugby Américas ¿qué opinás?
- Está bueno, todo suma. Pero… yo soy más de acá (del rugby tucumano). Tuve malas experiencias en las provincias vecinas. Pero entiendo que, si no se abren las puertas como por ejemplo Sudáfrica hizo con nosotros, nunca hubiésemos crecido. Entonces veo que si nosotros no nos abrimos, tampoco van a crecer otros. Yo hubiese preferido que se arme la “naranja” con jugadores tucumanos.
- ¿Qué significó el rugby en tu vida?
- Yo era un desesperado por la pelota. Lo explico como un deporte de amor. En el rugby nada es para vos. Si yo tacleo es para que alguien caiga y otro quite la pelota. Lo que yo más quiero es la pelota, lo que más amo, y es lo que doy y entrego. En el rugby todos son gestos de amor; en el ruck se empuja al compañero, es un gesto de sacrificio. Como escuela de vida y de valores no hay otro deporte que tenga tanta integración: puede jugar el petiso y el alto.
- ¿Qué le podés decir a alguien que quiere ser un deportista profesional?
- Hace poco estuve dando una charla en Villa La Angostura. Les dije que vengo de un pueblito más chico que el de ellos. Si yo he llegado donde he llegado, puede llegar cualquiera. Es cuestión de ponerse un objetivo y de querer y querer. Siempre he tenido un objetivo cuando era chico. Yo quería y ya en ese momento era Puma, lo sentía así.
Fuente: La Gaceta - Mariana Apud