Los Naranjas
Partido Histórico
Daniel Graco: Testigo de una hazaña
Un viejo teléfono fijo fue discado en Tucumán y sonó en Córdoba. Del lado del tubo emisor, el “Mono” Nicolás Rizzo, con su voz grave saludó a su viejo amigo y lo invitó a ver Tucumán ante Francia en el mítico estadio "José Fierro". Corría junio del 92 y Daniel Graco alternaba su rol de profesor de educación física, con su don de entrenador.
Graco, un hombre apasionado por el juego, formado deportivamente en Tala, sabía de la importancia del partido y aceptó la invitación al instante. Así nos cuenta el ex entrenador de los Dogos y los Pumas, su experiencia vivida junto al staff técnico tucumano en una noche épica.
“El Mono Rizzo fue como mi hermano mayor y era uno de los símbolos de Tala. Me tocó ser el entrenador de Los Pumitas en el mundial de 1990 y campeón con ese equipo, y ese mismo año, me enfrenté a Rizzo por primera vez como entrenador en juveniles. El hermano mayor pasó a ser un par. Ya nos habíamos enfrentado como entrenadores, él en Los Tarcos y Tucumán Rugby posteriormente, y yo con el primer equipo de Tala. Nos conocíamos mucho” – afirma, quien es apodado, el “Francés”, por sus orígenes maternos.
Daniel Graco fue testigo de la noche más gloriosa del rugby tucumano. Foto: Rugby Full // Diego Vega
¿Cómo surge la invitación?
Es simple, me llamó el Mono y me dijo que viaje a Tucumán, que sabía que yo era un admirador del juego francés y que sería una gran experiencia para mí. Ni lo dudé, al instante me tomé un micro hacia Tucumán y viajé toda la noche imaginándome con qué me encontraría. Fue un honor que me haya invitado a ver tamaño partido a su lado. Llegué y me alojé en su departamento, luego salimos a tomar un café y finalmente partimos para la concentración que fue en el hotel Francia, casualmente.
Una gran experiencia
“Como jugador y entrenador siempre admiré el juego de Tucumán y me gustó enfrentarme a ellos. Los partidos ante cualquier equipo tucumano se viven antes, durante y después. Desde que llegué a la concentración me di cuenta de que estaba viviendo una gran experiencia. Almorcé con el Mono, Gabriel Palou y el Pavo López y pude divisar la ansiedad de ellos, propia de un partido de semejantes características. Luego pasó por la concentración Pablo Garretón, quien era por entonces capitán de Los Pumas, mientras los jugadores hicieron una breve siesta” – afirma Graco.
Rumbo a la gloria
“Al subir al micro rumbo a la cancha de Atlético, todo me pareció una sub- realista, la tensión del equipo en el breve viaje, la llegada al estadio y el humo del choripan que invadía el aire, sin olvidar la gente golpeando el colectivo mientras alentaba a los jugadores. Intenté pasar desapercibido, yo era un simple invitado que tuve el privilegio de ver la cara de los jugadores en la intimidad de un vestuario. Todo gracias a mi viejo amigo, que me invitó a ser testigo de la noche más gloriosa del rugby tucumano” – añade.
¿Qué imágenes recuerda del partido?
Francia dominó el primer tiempo y sacó un parcial de 23 a 3 con Saint André, Penaud, Viars y González, entre otros grandes jugadores. Por Tucumán, al Cheto José Santamarina, un gran líder, guiando al equipo naranja y hablando con el árbitro Lucho Peyrone para solucionar algunas cuestiones. Luego, en la arenga del entretiempo, observé como se juramentaron mejorar el scrum y el maul, para que Francia no viera la pelota. Así lo entendieron el conductor Ricardo Sauze todo el pack de forward’s, que era de una tremenda fortaleza. Ahí comenzó a revertirse el partido, sumado al empuje de la gente y con un gran try de maul y los penales del inspirado Santiago Mesón, Tucumán se terminó llevando el partido. Francia tenía un equipazo joven y experimentado, hizo los cambios, pero no pudo revertir la levantada de su rival. Tucumán seguía con su dominio y lo llevó por delante. Fue realmente impresionante lo que viví.
Al finalizar el partido Graco pudo beber de la mística del rugby de Tucumán, a su lado estaba su amigo y comprovinciano, que lo había invitado para ser un testigo de lujo de tamaña conquista: “Cuando volví a Córdoba, a los pocos días me llegó el diario Midi Olimpique, al cual estaba subscrito. En sus páginas el periodista de turno recalcaba el juego tucumano y la locura de la gente en las tribunas y hasta el humo del choripan. No dejó pasar por alto una crítica hacia Francia, al decir que para recibirse de jugador de rugby, primero había que jugar en esa cancha, contra ese equipo y contra un marco tremendamente hostil” finaliza Graco.