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Hugo Autino: Aquél hombre del balde naranja
El sol se asoma por las tribunas de Los Tarcos. Mezcla sus rayos con el ayer. Es tiempo de finales, de alegrías y llantos, de risas y tristezas. De nostalgias en la caminata lenta de los que como Hugo Autino reposan en los recuerdos del ayer, mirando un rugby nuevo.
Aquél hombre servicial que estuviera a disposición de una máquina llamada La Naranja, pierde su mirada emocionada en los 80 y 90. Su historia, sus recuerdos y toda su emoción, y en esta nota con TERCER TIEMPO NOA.
Recién me crucé con Alejandro Petra y me dijo que usted es una de las personas más serviciales y polifuncionales que conoce ¿Quién fue usted para el seleccionado tucumano?
(Se ríe y le cuesta comenzar a hablar) Fui un colaborador que apareció en 1985 en esa pasión llamada La Naranja. Todo gracias a la generosidad de Oscar “Villa” René que me deja colaborar con su rol de utilero. Comencé en lo que terminó con la primera coronación del seleccionado tucumano como campeón argentino ante Buenos Aires. Todo lo que aprendí y donde estuve, se lo debo a Oscar. Un ser humano generoso y un personaje sin igual.
Recuerdos anaranjados
Hugo se afirma en sus memorias y se acomoda en sus recuerdos: “Fui a muchos lugares siguiendo y colaborando con el Seleccionado. Nunca pedí nada a cambio, de mi bolsillo salían los costos para viajes y demás gastos. Fue un orgullo estar con semejantes jugadores y servirles. Conocí seres humanos increíbles y personas que llevaré siempre en mi corazón. Me emocionada ser parte de la historia de tamaño equipo”.
Autino gira y de reojo mira la cancha. Los Tarcos y Universitario se pelan el lomo por el tercer puesto y su voz vuelve a la charla: “ Bajo la dirección técnica de Alejandro Petra, Cacho Castillo y Manolo Galindo, me voy de gira con el Seleccionado por Nueva Zelanda y Australia. Oscar René no podía viajar y me suman. Fue inolvidable. Me tocó hacer de todo. Desde aguacero, hasta masajista y hasta llegué a coser camisetas. Me hice amigos todos lados y recuerdo que lloré cuando nos tocó descender en el 2003. De ser un hincha del Seleccionado, pasé a ser parte, siempre con mi balde naranja y llevando agua para calmar la sed de jugadores que daban todo por la camiseta. Dejé de ser parte de una forma decepcionante y sin explicaciones. Me dieron un reconocimiento, pero yo quería seguir”.
¿Son tiempos que no vuelven más desde la pasión?
Son tiempos inolvidables de grandes sacrificios y anécdotas. Los Buabse haciendo lo imposible para ser médicos, las bromas de Julio Coria que un día me abrazó en un viejo bar llamado Fechorías y me quebró dos costillas. Un suave Julito, jajajajaja!!! En realidad son otros tiempos, con sentires diferentes.
El hombre que peina canas prolijamente y aún se viste de color naranja, ríe y sigue recordando, sus ojos se humedecen y no disimula su emoción: “Mi historia en rara con el rugby. Yo jugaba al fútbol en el Parque 9 de Julio y conozco a una chica que era del Lawn Tennis y me llevaba al club, allí comienzo jugando de centro. Jugué poco, tan solo seis meses. Luego por mi amistad con el “Flaco” Burgos y el “Chueco” Bulacio, me voy a Los Tarcos, pero principalmente por mi adoración a “Cacho” Zelarayán. Mi ídolo en todo. Luego me voy a Natación cuando Cacho se va al club Blanco. Quiero a todos los clubes donde estuve y soy un agradecido por todo lo que me dieron. Principalmente a Coco Terraf que también me recibe de gran manera en Natación y a quien siempre le estaré agradecido.
“Fui un privilegiado”
Hugo vive solo, tiene en Guillermo, Ariel, Claudia, Cecilia y Germán, su siembra de hijos que le dio catorce nietos y cuatro bisnietos. “El rugby me ayudó en momentos difíciles y me cambió la forma de ser. Pude entender y criticar muchas cosas. Siempre con respeto. Fui un privilegiado en estar cerca de los jugadores, verlos ganar y perder; reí y llorar. Siempre colaborando con mi balde con agua color naranja”.
Voces calificadas hablan de Hugo Autino
Un histórico
“Hugo es una de las personas más importantes en lo que se refiere a la logística del Seleccionado Tucumano. Es un histórico. Un ser desinteresado de valores increíbles. Estuvo a nuestro lado en juveniles y mayores, siempre humilde”. (Hugo Dande)
Más que un aguatero
“Decir que Hugo Autino fue simplemente un aguacero, es algo corto. Fue un colaborador polifuncional. Servicial en todas la facetas que tiene y necesita un jugador. Cuando llegué al seleccionado a mis 20 años pude dimensionar su rol, tuve sus consejos y sus alientos. Un trabajador desde la sombras, incansable y de gran calidad humana”. (Omar Hasan)
Uno más del equipo
“Hugo era todo lo correcto y lo necesario. Llegábamos al vestuario y estaba todo listo. Para nosotros era uno más del equipo”. (Manuel Cerrutti)
Siempre estaba
“Hugo fue una persona que siempre estuvo cuando lo necesitaba el seleccionado. Un ser útil y clave desde sus roles. Conmigo siempre estuvo disponible cuando me tocó jugar”. (Gabriel Terán)
Un capo total
“Todo lo que se pueda decir de Hugo Autino lo resumo en un persona servicial desde siempre. Un capo total en todo lo que hacía”. (Martín Terán)
Pura solidaridad
“Con nosotros fue una persona importante y solidaria. Estaba atento a todo. Un buen tiempo y necesario para el seleccionado”. (Nicolás “Mono” Rizzo)
Un todoterreno
“Masajista inolvidable con agua y jabón. De una calidad humana bárbara. En su botiquín había todo lo que te puedas imaginar. No le faltaba nada. Tengo enormes recuerdos de jugar y que Hugo esté atento a cada uno de los jugadores”. (Patricio Mesón)